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Independientemente de la variante  de modelo que se vaya a comprar, se deben realizar al menos unas ocho comprobaciones primordiales para evitar futuras sorpresas en el vehículo:

Carrocería: apreciar si presenta cambios de color, abolladuras, en coches antiguos inicios de corrosión…

Pérdida de líquidos: con el capó levantado, apreciar posibles pérdidas de aceites o líquidos de los diferentes circuitos.

Frenos: examinar si el freno de mano tensa correctamente (7 dientes es lo recomendable a rasgos generales) y el de pie esté sin hundimiento o ruido.

Neumáticos: confirmar que las medidas (ancho, perfil, diámetro, índice de carga y velocidad) figuran en la ficha técnica del vehículo o son equivalentes, ya que en caso negativo no pasará favorablemente la futura inspección técnica. Se puede fijar si se gastan por igual o tienen grietas, junto con la vida útil o la fecha de fabricación.

Kilómetros: aspecto muy importante a comprobar. Lo mejor y más fiable es solicitar un historial de itv desde la fecha de matriculación, ya que registra los que figuraban en cada inspección.

Distribución y embrague: solicitarle al dueño historial o facturas de dichos mantenimientos, siendo los más caros y primordiales en la vida del vehículo.

Documentación: contrastar el bastidor troquelado de la carrocería con la ficha técnica y permiso de circulación, para evitar engaños.

Prueba en carretera: comprobar si a marcha normal se va hacia algún lado, vibraciones, fijarse en la estabilidad del relenti, subidas de temperatura después de dicha prueba…

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